Killers of the Flower Moon: entre el asesinato de esposas y el genocidio
2023/10/26La 76ª edición del Festival de Cannes (Francia) comenzó con «Asesinos de la luna en flor» como una de las películas más comentadas. Al final de su estreno mundial, el público aplaudió durante nueve minutos, récord en Cannes.
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Asesinos de la luna florida es una obra maestra con un reparto de lujo, con el director del Salón de la Fama estadounidense Martin Scorsese a la cabeza, y el actor Leonardo DiCaprio, ganador de un Oscar, y su ídolo Robert De Niro, al que admira desde niño, en el mismo escenario. El trío de pesos pesados del cine se reconoció al instante en la alfombra roja de Cannes.
Killers of the Flower Moon Para que una superproducción de casi tres horas y media de duración sea preseleccionada para los premios cinematográficos más codiciados del mundo, además de buenos creadores e interpretaciones, también es crucial un buen guión. Al fin y al cabo, el Festival de Cannes siempre ha sido un referente para la creatividad literaria y la definición de una buena historia.
El guión de la película Killers of the Flower Moon es una adaptación del libro homónimo del célebre escritor estadounidense de no ficción David Greene. A primera vista, por el título, se podría pensar que se trata de un extravagante misterio, pero en realidad el libro narra uno de los crímenes más sangrientos de la historia de la delincuencia estadounidense: la serie de asesinatos de Orange, que condujo directamente al nacimiento de la Oficina Federal de Investigación de Estados Unidos (FBI).
No se trata de una historia ficticia sacada de una novela policíaca de Agatha, sino de un crimen real. El autor encontró como material histórico un gran número de documentos fuente no publicados entonces, y las descripciones de los pecados originales de la historia estadounidense -discriminación racial y abuso de poder- «se leen con el ritmo y la emoción de una película de suspense, pero también con la autenticidad y la conmoción de los informes de campo de primera mano.»
Una página de la historia del Oeste americano que no puede olvidarse
En la década de 1920, los más ricos del mundo per cápita eran los indios Osage de Oklahoma (EE.UU.), cuyas reservas, desprovistas de hierba, albergaban ricas reservas de petróleo.
Pero el petróleo era una maldición de muerte, y uno a uno, los Ozekis empezaron a morir, y los que intentaron investigar los asesinatos fueron brutalmente asesinados. Cuando el número de muertos llega a 24, la recién creada Oficina Federal de Investigación (FBI) interviene oficialmente y se hace cargo del caso.
Estos fueron los primeros casos importantes de los que se ocupó la agencia. Sin embargo, el FBI no lo tuvo fácil y no supo qué hacer con el caso. Desesperado, John Edgar Hoover, el joven jefe de la novata agencia, se puso en contacto con Tom White, un antiguo policía estatal de Texas, para que diera un giro a la situación.
White reunió un escuadrón secreto. Gracias a sus esfuerzos, se desvela la verdad sobre uno de los incidentes raciales más escalofriantes de la historia del Oeste americano: los asesinatos de Orange.
El «reino del terror» en la historia de Estados Unidos
En la década de 1920, como consecuencia del desarrollo del Oeste tras la Guerra Civil estadounidense, los nativos americanos tuvieron que ser expulsados de sus cotos de caza ancestrales a reservas, y uno de ellos, los Osage, descubrieron petróleo en su reserva.
Como si estos derramamientos de sangre de la era industrial fueran un regalo del cielo para los indios perdurables, la repentina riqueza de Oseiji conmocionó a la nación.
Pero el hombre blanco estaba tan enamorado de las riquezas celestiales que el gobierno estadounidense obligó a cada indio a nombrar un tutor blanco que se hiciera cargo de sus finanzas.
Muchos indios tuvieron que elegir como tutores a sus propios cónyuges o a amigos blancos íntimos. A partir de 1920, como una reacción en cadena, varios indios osage adinerados murieron de forma extraña. A continuación, la familia de la adinerada heroína -la familia de Molly- sufrió muertes prematuras en el espacio de unos pocos años.
Y, paradójicamente, tanto el departamento jurídico local como el investigador privado contratado por el jefe indio han sido asesinados en sus investigaciones. En ese momento, la salud de Molly también empieza a deteriorarse.
La comunidad de Orange se ve ensombrecida por los horrores del asesinato, y la serie de muertes misteriosas llega por fin a la mesa del FBI. Con la gente de Ozaukee enriqueciéndose tanto con el petróleo, ¿es pura coincidencia? ¿O se trata de una sombra indeleble de muerte?
Asesinos de la Luna Florida: el hombre de las pruebas circunstanciales
Las conspiraciones son inimaginables para quienes vivimos en paz. Es un truco secreto, frío, preciso, especializado, nunca conocido por nosotros. Somos personas imperfectas e ingenuas que sólo hacemos cálculos aproximados de nuestra monótona vida cotidiana.
Los cerebros de las conspiraciones tienen una mente lógica y un espíritu aventurero que se nos escapa. Todas las conspiraciones tienen algo en común: su ejecución es una tensa historia sobre personas que logran sus objetivos vitales con un comportamiento criminal.
Así, la segunda parte del libro se intercala con casos desconcertantes sobre el agente White del FBI y el equipo de élite que dirige, que están a punto de descubrir la verdad que se esconde tras el encubrimiento.
Los indios son intimidados y perseguidos por el enconado sistema judicial de Orange, en el que la policía local no tiene incentivos ni capacidad para resolver los casos. El gobierno federal tuvo que intervenir, y el FBI se convirtió en la principal fuerza para resolver el caso.
Las investigaciones del FBI fueron difíciles debido al abuso de poder local. En el curso de la investigación, la policía, representada por White, acabó descubriendo la verdad sobre los asesinatos de Orange: que los tutores blancos asesinaban a los cónyuges indios para acelerar el proceso de legalización de la herencia de la riqueza.
Aunque el resultado del juicio quedó registrado hace tiempo, con el fin de restituir las penurias de White y otros al sacar a la luz la discriminación racial institucional, el autor de este libro ha encontrado un gran número de expedientes confidenciales y declaraciones de testigos de la época. Detrás de la aparición de estas pruebas hay un grupo de personas que demostraron su conciencia y sabiduría en el proceso de perseguir la justicia legal.
Al tratarse de un caso de asesinato sensacional en Estados Unidos, la Oficina de Investigación encarnó el moderno proceso científico de tratamiento del caso, que también fue presentado por los medios de comunicación a todo el país, ganándose la aclamación pública y política, y fue gracias al éxito de la detección de este caso que Estados Unidos creó formalmente la Oficina Federal de Investigación (FBI), que cuenta con más recursos y más poder.
Asesinos de la Luna Florida: El hombre que informa
En la última parte de Killers of the Flower Moon, el autor regresa a la fantasmagórica ciudad de Orange, donde la mayoría de los pueblos que antaño prosperaron gracias al petróleo están ahora «muertos».
La historia es un juez implacable, revelará el dolor que hemos experimentado, expondrá nuestra humanidad más íntima y blandirá el bastón de la retrospectiva.
Aunque el culpable del caso Molly ha sido capturado, la mayoría de los asesinatos de aquel año siguen sin resolverse, y un sentimiento de generación a través de la historia impregna esta ciudad de tragedia. La autora entrevistó a descendientes de indios locales con la esperanza de conocer más detalles sobre los sucesos de aquella época, pero descubrió que el caso de Molly era sólo la punta del iceberg de la discriminación institucional que borró la cultura de los aborígenes.
El pasado flota en el viento, el horror y el odio del pasado hace tiempo que se disiparon, pero la tierra sigue impresa con el trauma de los inocentes. Durante las entrevistas, el autor recibió también el encargo de otras personas de investigar las extrañas muertes de sus antepasados.
Killers of the Flower Moon A pesar de la búsqueda de información al estilo whodunit y del análisis de uno de los incidentes, la autora sigue esforzándose por sacar conclusiones judicialmente válidas. «Esta tierra, empapada de sangre». Vuelve a los Archivos Nacionales y busca de nuevo en los incontables archivos, la voz de los descendientes de los asesinados Osage aún resuena en sus oídos: «Esta tierra, empapada en sangre».
